Escrito por: Ing. Daniel Chacón
Los recientes hechos sucedidos en San José, levantan las alarmas de la inseguridad que viven los peatones en las calles. Tal como lo hemos mencionado en varias ocasiones y de acuerdo con los casos de éxito a nivel nacional e internacional, caminar es una excelente alternativa para los traslados cortos, es una modalidad eficiente, económica y sana. Pero, ¿Qué pasa cuando caminar no es seguro?
Las redes peatonales están compuestas por los itinerarios principales (que cumplen la función de unir puntos de interés de los usuarios) y las zonas estanciales (hechas para facilitar la permanencia temporal de las personas) y uno de los elementos básicos y principales que debe tener una red peatonal para ser atractiva, es la seguridad y la percepción que tenemos de esta. Esta sensación de seguridad se ve gravemente deteriorada cuando se dan casos de delincuencia y agresiones a personas, lo cual desincentiva su uso y consecuentemente provoca una disminución de su concurrencia.
Pero como diseñadores, analistas y tomadores de decisiones, ¿Qué podemos hacer? Identificar cuales son las rutas peatonales principales con base en información de pares origen y destino es un inicio. Es fácil saber cuales son las vías vehiculares principales y secundarias en casi todo el país, pero el ejercicio cambia cuando se habla de facilidades peatonales.
Una vez conocidas estas vías, debemos buscar que las condiciones sean adecuadas y no solo responder con anchos mínimos establecidos por ley, sino a una infraestructura acorde a su uso y afluencia, con espacio suficiente, conectividad, iluminación y vigilancia, además de que cuenten con mobiliario urbano y zonas de esparcimiento.
Y es que debemos hacer que estas zonas dedicadas a los peatones sean utilizadas no solo para las actividades de paso obligatorias (como conexiones con estaciones de tren, bus, destinos finales) sino para actividades recreativas y sociales, buscando darles una dinámica más viva a las zonas urbanas, con una actividad permanente, promoviendo que las personas se apoderen de los espacios públicos y de su ciudad. Una adecuada gestión de la infraestructura peatonal, con un respaldo técnico basado en información confiable, aunado a un uso adecuado de los recursos, nos ayudará a ser más proactivos y menos reactivos, previniendo la recurrencia de actos lamentables.
Poco a poco vamos viendo el cambio a nivel nacional en el paradigma de la movilidad, considerando a los peatones como un sector importante de usuarios de la infraestructura vial y que muchas veces se encuentran en situaciones vulnerables. Sin embargo, aún falta mucho camino por recorrer y hay muchos aspectos que mejorar, por lo cual debemos aportar y apoyar desde nuestros diferentes frentes, buscando el mismo objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas.